El parque natural de la Bahía de Cádiz es un espacio natural protegido desde 1989 que se extiende a lo largo de 10.522 hectáreas en Andalucía, comprendiendo los municipios de : Cádiz, Chiclana de la Frontera, Puerto de Santa María , Puerto Real y San Fernando.
Como tal, podemos encontrar fauna y flora protegida.
Entre la flora que podemos encontrar se encuentra:
-La Retama Blanca: habitada de camaleones.
-Saladillo: que pudimos encontrar por todo el borde del camino y algunos/as alumnos/as se atrevieron a probar.
-Pelillo: algas con el pelo muy fino y largo.
-Galenia: planta invasora.
-Malvas: no es una planta típica de marismas.
Vampiro: planta que no tiene clorofila. Es una planta parásita.
Y entre la fauna que allí podemos encontrar:
-Águila pescadora
-Cormorán
-Flamencos: se alimentan de Artemia salina de ahí su color rosado. Los flamencos vienen de Málaga, se alimentan en el Parque Natural y por la noche, regresan de nuevo a Málaga.
Algunos de los flamencos que pudimos ver.
-Garceta común: se alimenta de peces y cangrejos pequeños que están en la superficie.
-Espátula: en el pico tiene el sentido del tacto.
-Garceta real
-Cigüeñela
-Boceta
-Corremolinos
-Chorlitejo Patinegro que está en peligro de extinción.
-Vuelvepiedras: se alimenta de los bichos que se encuentran debajo de las piedras.
-Golondrina del mar
-Gaviota
-Lavandera
La guía explicando el funcionamiento de una salina. En la provincia de Cádiz, llegó a haber hasta 152 salinas.
Entre los peces de estero de la zona, podemos destacar: Lisa de estero, Dorada, Anguila, Lubina, Baila, Lenguado, Sapo.
Hicimos un alto en el camino para desayunar....
Y llegamos al molino de mareas que se encuentra al final del Sendero.
El molino de mareas del río
Arillo es uno de los últimos
testigos de la importante red
de molinos de este tipo que,
desde la segunda mitad del
siglo XIII, salpicaban las costas
del golfo de Cádiz. El del río Arillo, con
doce ruedas, fue sin duda uno de los mayores productores
de harina de esta zona.
El ingenio hidráulico aprovecha la circulación del
agua sometida a los ciclos mareales. En pleamar, el
agua es retenida en una especie de embalse cerrado
por una compuerta que facilita su entrada, pero que
impide su salida. Con la bajamar, el flujo de la marea
es dirigido por unos canales (tajamares) situados debajo
del edificio. En ellos se sitúan unas ruedas con
aspas (rodetes) que el agua hace girar en su salida.
Estas ruedas transmiten el movimiento, mediante
un eje, a una piedra estriada (volandera), que flota
sobre otra fija. El grano, depositado en una tolva,
especie de embudo, cae en entre ambas, siendo
triturado por el rozamiento de las muelas (piedras).
Como es fácil comprender, esta tarea estaba sujeta
al horario mareal, lo que obligaba a estar, de noche
y de día, siempre atento y dispuesto a aprovechar la
energía proporcionada por las mareas.
A pesar de la lluvia, disfrutamos muchísimo de la ruta y aprendimos más cositas sobre nuestro entorno o más cercano.
